La palabra felicidad en el municipio de Riosucio, ahora es sinónimo de bloquera comunitaria, ya que esta máquina eléctrica que lleva el mismo nombre del proyecto de autoconstrucción de la Gobernación de Caldas, produce bloques de mortero estructural para construir una vivienda, digna, propia y segura, como la que estrenan dos familias del resguardo indígena Escopetera y Pirza.
Cada bloque tiene una altura de 19 cm x 39 de largo de espesor variable, con un peso de 7 kilos. Para que doña Yurladi Heredia Aricapa y don Óscar Vargas Lago pudieran tener un techo en donde habitar, cada uno ,con sus parientes, y la ayuda de la comunidad realizaron 1.200 bloques.
“Empezamos a trabajar bloques a construir y soñar. Hubo mucha gente conocida que nos ayudaron a que esta casa esté. Aquí no solo se construyó el sueño mío, sino el de todas las personas que anhelan una casa”, indicó Vargas Lago.
Diariamente se pueden producir 900 bloques con un rendimiento óptimo, contando con material en el sitio. En un día y medio se podrían tener los bloques totales para la construcción de una vivienda; sin embargo, es importante recordar que el proyecto contempla un trabajo conjunto con todos los beneficiarios, por lo que se debe garantizar la totalidad de los bloques para el número de familias que se beneficiarán del programa de bloqueras comunitarias, en cada municipio, antes de la etapa de construcción.
Esta máquina que produce bloques traducidos en felicidad, es manejada por una persona capacitada que puede ser un ingeniero o un técnico, donde se garantizan estándares de seguridad, experiencia y de calidad en los materiales que se usan para la elaboración de los bloques.
La ayuda que brindan las familias consiste en mano de obra no calificada, en actividades como elaboración de mezcla, transporte de bloques, logística, entre otras. En la obra permanece un contratista que se encarga de garantizar que el proceso se desarrolle con éxito.
En esta iniciativa del Gobierno de Caldas que es enfocada en el cooperativismo, en la autoconstrucción, se vincula a todos los entes participantes (gobierno, familias) en la elaboración de los bloques y la construcción de vivienda. Con el trabajo articulado se ha verificado que las familias beneficiadas se vuelven afines al desarrollo del programa, a tener ese cooperativismo entre ellos mismos, y los principios de vecindad, de ayuda y de cooperación para construir los bloques y sus viviendas, también se resalta el sentido de pertenencia y el impulso de colaboración entre entidades.
“Cuando se empezó a trabajar, mi familia me apoyó. Uno decía: vale la pena, sigo luchando y cuando se inició la casa luché hasta el final. En la comunidad siempre nos colaboramos mucho”, anotó Heredia Aricapa.
Este programa de gran impacto social se está desarrollando en 12 municipios de Caldas: Norte (Aguadas, Pácora, Salamina, Filadelfia), Centro Sur (Neira y Chinchiná), Oriente (Pensilvania y Samaná), Occidente (Riosucio, Viterbo, Belalcázar, Risaralda) para un total de 170 viviendas. A la fecha se han entregado 36 casas bajo esta modalidad.
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